Tres de cada cuatro hogares españoles tiraron comida y bebida a la basura en 2020. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se tiraron 31 kilos/litros por persona. En total, acabaron en el cubo de la basura 1.364 millones de kilos/litros de alimentos. La Navidad es un momento del año en que el consumo se dispara por la celebración de comidas familiares, y en que el peligro de acabar desperdiciando comida, por lo tanto, también se multiplica.
Pero como cada vez somos más conscientes y queremos evitarlo, aquí van unos consejos para aprovechar los restos. Si comemos fuera de casa, no hay que tener ninguna vergüenza en pedir que nos pongan la comida que ha sobrado para llevárnosla a casa. Además, toda la vida se han aprovechado restos de comida para realizar nuevos platos, pero podemos centrarnos también en otros consejos, aquí van algunos:
1. Hacer una lista de la compra pensando en los menús que se prepararán. Así la compra se adaptará a los productos necesarios, y se evitará comprar alimentos que luego no se usarán y que es más fácil que queden en algún rincón y acaben desperdiciándose. Esto es especialmente importante para los productos frescos, que tienen una vida útil más corta.
2. Conservar y almacenar correctamente los productos comprados en las mejores condiciones considerando sus características. Hay que leer las etiquetas, comprobar las fechas de caducidad y seguir las recomendaciones de conservación (en la nevera, congelador o armarios, según el tipo de producto.)
3. Ajustar las raciones. Hay que revisar la despensa antes de comprar y planificar para reducir la compra por impulso. Es importante planificar el menú considerando también el número de comensales. A menudo se tiende a cocinar en exceso y a servir demasiada cantidad en el plato, lo que lleva o bien a dejar comida en el plato —y, por lo tanto, a desperdiciarla— o bien a comer más de lo que apetece y en consecuencia ingerir más energía y ganar peso si sucede de forma habitual. Así pues, hay que pensar antes de llenar el plato (calcular lo que se comerá) sin pasarse.
4. Congelar. Si, a pesar de haber hecho lista y haber ajustado las raciones, sobra comida, se puede congelar. De manera general, y si se hace bien, es un método de conservación que nos permite alargar el tiempo de consumo de un alimento sin que pierda valor nutritivo. Puede ser muy oportuno congelar en recipientes que contengan las raciones que después se consumirán. La opción de congelación en raciones individuales puede ser muy interesante para llevarlas al trabajo, por ejemplo.
¿Se te ocurre alguno más?