Por fin vamos a poder disfrutar todos juntos de largas jornadas al aire libre y sin duda muchas de ellas las pasaremos bajo el sol. Así que un año más, vamos a seguir los consejos de Lucía Galán, conocida como Lucía mi pediatra.
El primer aviso a navegantes es que los niños menores de seis meses no deben utilizar protector solar ya que su piel es demasiado sensible y todavía inmadura, por lo que la mejor opción es ponerles ropa fina y fresquita, así como un gorro para la cabeza. De hecho recomienda no llevarlos a la playa, salvo que sea antes de las 11 de la mañana o última hora del día.
Y vistos los bebés, vamos con el resto de la familia. Para empezar todos tenemos que recordar que si estamos en la playa, la radiación solar se refleja en la arena hasta en un 30%, así que no debemos despistarnos para no quemarnos, especialmente los más pequeños que se queman con facilidad.
Lo primero que tenemos que saber es que existen diferentes tipos de protector solar. Para los más pequeños (o niños con pieles sensibles o dermatitis atópica) se recomiendan los filtros físicos o minerales cuya función es hacer rebotar los rayos sin que penetren en la piel. El “pero” es que no son tan resistentes al agua, así que se lo debemos aplicar con mayor frecuencia. El truco que nos ofrece para reconocerlos es que en el envase suelen aparecer las palabras baby o mineral.
Los filtros químicos los recomienda en mayores de 3 años, tal y como aconseja la Academia Española de Dermatología. Lo ideal es que la protección sea factor 50 y como mínimo de 30. Para que nos hagamos una idea, estas cremas solares actúan 20 minutos después de su aplicación, por lo que debemos ponérsela antes de salir de casa. Si van a estar bañándose a menudo tienen que ser resistentes al agua y, como siempre, aplicársela de forma repetida cada 2 o 3 horas para asegurarnos su protección.
Por supuesto, los mayores también nos tenemos que proteger solo que no es necesario que utilicemos protectores infantiles, aunque el factor 50 también es un buen aliado para nuestras pieles.
Y ahora ya solo nos quedar recordar que la piel tiene memoria, así que es nuestra responsabilidad cuidar, proteger y educar a nuestros hijos para que estén siempre protegidos y evitar problemas futuros. Y sí, puedes aprovechar las cremas del año pasado solo si no las abriste, si las dejaste a mitad o estaban abiertas tienen una caducidad de 12 meses.