Se acerca la Semana Santa y nos vayamos a algún sitito o no nos vayamos, es importante saber desconectar. Está claro que el trabajo es fundamental en nuestra vida, de hecho es posiblemente la actividad a la que más tiempo necesitamos, pero nuestra cabeza y nuestro cuerpo se merecen un buen descanso.
Sabemos que no son las vacaciones de verano, pero si aprovechamos bien el tiempo, nos pueden ayudar a desconectar y rebajar los niveles de estrés que tanto afectan a nuestra salud física y mental.
Para ponérnoslo fácil, el equipo de psicólogos de Affor Health, elaboró hace un tiempo una lista con cinco consejos para volvernos a cargar de energía.
1.- No te lleves preocupaciones en la maleta.
Hay pequeños gestos, como incluir una respuesta automática en tus emails advirtiendo de que no estás operativo y remitiendo a otra persona disponible, que te darán tranquilidad. Antes de cogerte unos días, remata lo más urgente y deja el resto en stand-by.
2.- Desconecta de tus dispositivos.
Si te lo puedes permitir, evita viajar con tu ordenador portátil, y si el móvil es parte de tu ocio, al menos silencia determinadas notificaciones para que no interrumpa cada momento memorable. Sabemos que no siempre es posible una desconexión digital al 100%. Por ello, una buena idea es reservar una hora al día para atender los asuntos urgentes. Si no tienes ese tipo de responsabilidades, no te cortes y apaga tus dispositivos, tu mente lo agradecerá.
3.- Olvídate del reloj.
Las vacaciones son la mejor excusa para romper la rutina, desactivar las alarmas, olvidarnos de las prisas y vivir el momento. Descubre que no ocurre nada por cenar más tarde tras quedarse contemplando una puesta de sol o explorando un paisaje. En estos momentos de más calma que nos brindan las vacaciones, intenta poner el foco en el presente y, al contrario que en el trabajo, donde somos multitarea, dedícate a las actividades de una en una y de manera pausada. Perder la noción del tiempo puede ser tremendamente placentero.
4.- Vuelve a la rutina de forma progresiva.
Aunque no sean tantos días como en verano, no te agobies intentando hacer el primer día todas las tareas que se hayan podido acumular durante tu ausencia, esto podría suponer una fuente de estrés que echaría por tierra de un plumazo los avances conseguidos durante las vacaciones. Establece tareas por prioridades y ve poco a poco.
5.- Desconecta también el resto del año.
Ya que has probado las mieles de la desconexión, proponte una meta: guardar una ventana de espacio y tiempo para ti cada semana, también durante el resto del año. Anótalo en tu calendario y sé estricto con su cumplimiento. Ya sea practicar tu deporte favorito, meditar o ejercitar tu mente con un buen libro, los momentos para uno mismo suponen un parón en la vorágine de la rutina y pueden devolvernos las sensaciones de un retiro estival. No es necesario que sea un tiempo muy extenso. ¿Verdad que no fallas a una cita médica? Pues no falles cada semana a un tiempo contigo y para ti.